viernes, 9 de octubre de 2015

EL CUERPO NUNCA MIENTE


“Un niño, cuando nace, necesita el amor de sus padres, es decir necesita que éstos le den su afecto, su atención, su protección, sus cuidados y su disposición a comunicarse con él. Equipado para la vida con estas virtudes, el cuerpo conserva un buen recuerdo y, más adelante, el adulto podrá dar a sus hijos el mismo amor. Pero cuando todo esto falta, el que entonces era un niño mantiene de por vida el anhelo de satisfacer sus primeras funciones vitales; un anhelo que de adulto proyectará sobre otras personas. Por otra parte, cuando menos amor haya recibido el niño, cuanto más amor se le haya negado y maltratado con el pretexto de la educación, más dependerá, una vez que sea adulto, de sus padres o de figuras sustitutivas, de quien esperará todo aquello que sus progenitores no le dieron de pequeño, esta es la reacción natural del cuerpo. El cuerpo sabe de qué carece, no puede olvidar las privaciones el agujero está ahí y espera ser llenado”.

Alice Miller