En los procesos migratorios se generan
situaciones de pérdida donde la ambigüedad es un elemento predominante, lo que
representa un hándicap para elaboración del duelo. Podemos diferenciar dos
tipos de “perdida ambigua” que pueden experimentar los emigrantes, por un lado
las de tipo físico, donde la persona está presente en la memoria y en la
afectividad de su familia (y viceversa) pero físicamente no está, y la pérdida
ambigua psicológica, que es cuando la persona está físicamente presente pero
psicológicamente se encuentra ausente.
La migración es una experiencia que no
pertenece únicamente a los que dejan su país natal, entre los protagonistas
afectados por el “hecho migratorio” se incluyen aquellos que se quedan, los que
se van y los que van y vienen. Desde una perspectiva sistémica, se debe poner
el foco en la interacción de todos los protagonistas afectados en el momento presente, más que
profundizar exclusivamente en el cómo eran cuando el inmigrante dejó su hogar.
A través del
diálogo intercultural terapéutico entre el profesional y el individuo o familia
inmigrante, van construyendo una identidad multicultural, lo que favorece una
mayor posibilidad de integración o de adaptación a las distintas situaciones de
la inmigración.
Las terapias transculturales
se basan en principios fundamentales como la universalidad psíquica y el complementarismo, entendiendo la universalidad psíquica como la
parte fundamental del psiquismo que es igual para todos los seres humanos sea
cual sea su cultura, y el complementarismo, (George Devereux, 1950), como
herramienta terapéutica que utiliza de manera complementaria (y no comparativa)
varias disciplinas para analizar el comportamiento humano: la antropología, la
psicología, y el psicoanálisis, lo que permite una lectura múltiple de las
situaciones que viven las personas migrantes.
En la intervención con inmigrantes habría que poner el acento en los diferentes
duelos inherentes al hecho migratorio, por desarraigo social y cultural,
pérdida de estatus, distanciamiento con el grupo de pertenencia, y el más
significativo de todos para el sistema familiar, que es el duelo por separación
de los seres queridos. Para analizar y comprender las dificultades que
presentan las familias inmigrantes, se han de tener en cuenta las problemáticas
añadidas de los duelos por migración, las pérdidas no son totalmente claras y
completas, al contrario que en el duelo por defunción, todo continua vivo pero
ausente y lejano, lo que puede dar lugar a que el sistema familiar o algunos
miembros del mismo, puedan llegar a especular o “soñar” con la
posibilidad de regresar a su lugar de origen.