jueves, 5 de diciembre de 2013

TERAPIA SISTÉMICA CON FAMILIAS MONOPARENTALES

Uno de los aspectos fundamentales que se ha de tener en cuenta en terapia cuando se interviene con una familia compuesta por un solo progenitor (y al menos uno de sus hijos), es la causa precipitadora de la monoparentalidad. Es importante, a la hora de establecer unos objetivos terapéuticos concretos, saber si la causa de que sólo haya un progenitor es por elección del mismo (maternidad o paternidad solitaria), por viudedad, o por separación y/o divorcio; la existencia o preexistencia de otro progenitor nos revela que la familia monoparental tuvo la pérdida como punto de partida, en estos casos es primordial valorar que tipo de duelo han elaborado los diferentes miembros del sistema familiar.

El género del progenitor es otro factor determinante, es una variable que hay que tener muy en cuenta en la intervención terapéutica, ya que si cabe, es un tipo de familia monoparental especialmente vulnerable.  Existen multitud de teorías acerca del instinto maternal, así como del vínculo materno-filial que se empieza a establecer desde el momento mismo de la gestación(conexión umbilical), pero del instinto paterno o del vínculo padre-hijo, tenemos menos información, ya sea por una cuestión biológica (en los animales observamos diferencias entre el macho y la hembra en relación a sus crías)  o meramente cultural (históricamente el rol de la mujer en la familia ha sido desempeñar las funciones parentales principales).

Entre las principales dificultades que puede encontrarse un padre soltero, destacan:
  • La nueva forma de entender su masculinidad y sus roles; la sensibilidad y la apertura emocional que se requieren en la crianza (considerados atributos propiamente femeninos), son un buen ejemplo de esto.
  • La presión social, sobre todo por parte de aquellos que no entienden que pueda existir una familia sin la presencia de una mujer.
  • La legislación actual, que no está diseñada y adecuada para que un hombre desempeñe las funciones de padre soltero, un ejemplo son las condiciones adversas que a nivel de derechos laborales tienen que enfrentar.



                             
Otro elemento representativo es el tiempo que llevan constituidos como familia monoparental, así como la etapa del ciclo vital en que se encuentran teniendo en cuenta la edad de los hijos: familia monoparental con hijos en edad pre-escolar, escolar, con hijos adolescentes (etapa especialmente vulnerable) o familia monoparental durante la etapa del nido vacío.

En el espacio terapéutico, hemos de rescatar y apoyar nuestra intervención en las fortalezas que, de manera casi inherente, presentan este tipo de familias:
  • Ausencia de dificultades relacionadas con la conyugalidad (a excepción de los casos de separación o divorcio donde el ex cónyuge representa una figura tóxica para la familia).
  • Desde el punto de vista de las funciones paternales no existen roles de género, puesto que es el progenitor único el que combina las funciones afectivas con las normativas.
  • Flexibilidad de las fronteras generacionales.
  • Estructura jerárquica más simple, que facilita una mejor organización de las labores domésticas
  • Expectativas más altas respecto a la calidad de vida familiar.
  • Mayor conciencia de familia como unidad.


1 comentario:

  1. Me parece muy acertada la información que aportas a tener en cuenta en las familias monoparentales compuestas por el padre, las dificultades que éste debe afrontar suelen ser invisibles a la sociedad todo y que vez su número es mayor.

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