domingo, 16 de marzo de 2014

EL BURNOUT EN EL ÁMBITO SOCIAL Y TERAPÉUTICO


El síndrome del trabajador quemado o burnout es un tipo de estrés muy prevalente entre los profesionales del ámbito social y terapéutico. Es una combinación de agotamiento emocional, falta de empatía y bajo sentido del logro profesional, con efectos negativos importantes para la vida profesional y personal de quien lo sufre. El síndrome de Burnout lo dio a conocer el psiquiatra Herber Freudemberg en 1974, cuando observó en una clínica para toxicómanos de Nueva York, que la mayoría de los voluntarios a partir del primer año de trabajo sufría una perdida progresiva de energía, así como síntomas de ansiedad y depresión, desmotivación en su trabajo, e incluso, agresividad con los usuarios. 
Los profesionales que en nuestro trabajo entramos en contacto con el sufrimiento humano, y que para el desarrollo de nuestras funciones ponemos en juego nuestras emociones, somos más vulnerables a padecer distress y/o síndrome de agotamiento profesional si no se plantean mecanismos y estrategias de prevención.
En el trabajo terapéutico con familias multiproblemáticas hay una relación lineal entre el burnout, la calidad de las intervenciones del terapeuta y la efectividad o trascendencia de los procesos terapéuticos, hecho que implica que los efectos de este síndrome sean doblemente negativos, al afectar no solo al profesional sino también a la familia que acude a terapia.
En colación con este tema, considero interesante el planteamiento que M. Coletti y J.L. Linares  hacen sobre las familias multiproblemáticas, y la descripción sobre la angustia de la espera. Sustituir a la familia en lugar de activar sus propios recursos es una práctica profesional totalmente inefectiva y que se repite con cierta asiduidad, es una solución cortoplacista, un cambio de primer orden que perpetúa las dificultades y conflictos en la familia, y que puede generar sentimientos de fracaso en el profesional.  
Como primer mecanismo de prevención del burnout plantearía el trabajo en equipo y que en éste, se desarrolle un clima óptimo de mutua ayuda donde las responsabilidades sean compartidas y haya alternancia dentro de las funciones, dentro del trabajo en equipo es fundamental que exista una buena coordinación entre los diferentes miembros y que se compartan objetivos comunes, etc. 
Otra medida de prevención del burnout sería crear espacios de supervisión, en los cuáles los profesionales puedan ser libres de expresar sus emociones, sus miedos, un espacio donde puedan desahogarse; el espacio de supervisión es el lugar donde se pueden replantear los objetivos y las estrategias o procedimientos que se están utilizando, donde se puede reflexionar e incluso divagar sobre los casos. 

Por último, creo que la figura del co-terapéuta es especialmente importante en el trabajo con familias multiproblemáticas para evitar el agotamiento del profesional, terapeuta y co-terapeuta pueden compartir emociones y apoyarse mutuamente.





1 comentario:

  1. Interesante artículo que los profesionales de la ayuda debemos tener en cuenta. Muchas gracias.

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