martes, 29 de septiembre de 2015

CHIVO EXPIATORIO

Esta expresión se utiliza para designar a la persona que carga con las culpas y a la que se hace responsable de las desgracias que los demás sufren.

El origen de esta expresión lo encontramos en un ritual que practicaban los antiguos judíos para celebrar el Día de la Expiación. Consistía en elegir a dos machos cabríos (chivos) y echándolo a suertes, designaban a uno de los animales para sacrificarlo a Yahveh con todos los honores, con su sangre  se rociaba el Propiciatorio (el arca de la alianza).  


En cambio, sobre el otro chivo, llamado Azazel, recaía la culpa de todos los pecados, se realizaba una ceremonia en la que el rabino, purificado y vestido de blanco ponía sus manos sobre la cabeza del animal, traspasando así la culpa del pueblo a éste,  para luego llevarlo al desierto en calidad de emisario y ser abandonado allí, según algunas fuentes era además apedreado. De esta forma puede considerarse que el sacrificio elimina, borra y limpia el pecado.



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