“es culpa de ella, o de él, o culpa mía, o culpa de mi padre, o culpa de mi madre, o culpa de Dios...”Y tratamos de zafarnos... ¡y
todo sucede en un segundo!, ¡sentimos dolor...juzgamos! ¡Fuera ese dolor! Luchamos contra el dolor como si fuera a
destruirnos cuando en realidad, si lo aceptamos, lo que hará será curarnos”.
(Samuel Shem, 1997. Monte Miseria)
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