Las pérdidas ambiguas se dan cuando un ser querido
no está presente físicamente pero emocionalmente sí, o al contrario, cuando
físicamente si está pero psicológicamente está ausente. Esta ambigüedad deja en su familia una herida abierta y les obliga a reorganizarse y
reestructurarse.
Cuando alguien muere, sus familiares llevan a cabo
rituales como el velatorio o el entierro, en contraposición, para casos de
pérdidas ambiguas no existe una estructura formal, ni un lugar ni tiempo
específico que marque el momento de transición. Por esta razón muchos de los
familiares interrumpen su proyecto de vida, no cambian de trabajo ni de número
de teléfono y siguen las rutinas diarias intactas porque tienen la esperanza de
que su familiar regrese. Algunos siempre ponen el plato del ausente en la mesa
o tienen su cuarto y la ropa tal como la dejó. Estas acciones ritualizadas solo
hacen generar sufrimiento en la familia y prolongar el momento de
enfrentamiento del duelo.
El objetivo terapéutico fundamental en el trabajo
con familias que han sufrido una pérdida ambigua es colocar la pérdida en su
lugar, que permita a la persona o familia poder mirar hacia adelante y restablecer
la normalidad en sus vidas, manteniendo un espacio para el dolor.
La Terapia Narrativa ofrece herramientas
terapéuticas que pueden ser de utilidad para el trabajo con este tipo de duelo
ambiguo, desde esta óptica se favorecerá que cada miembro de la familia pueda
hacer una narración de la historia, que la persona ausente física o
psicológicamente pueda tener un espacio en el imaginario familiar, y que puedan
construir una historia alternativa a la historia dominante y saturada por la
pérdida.
En palabras de Umberto Eco, “la función
terapéutica de la narrativa y la razón por la cual los hombres, desde los
orígenes de la humanidad, cuentan historias es, como ocurre con los mitos, dar
forma al desorden de la experiencia.”
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